Cargando

domingo, 1 de junio de 2008

La mesa de Billar

Cuando teníamos casi 18 años el chongo entre mis patas y yo por un tiempo dejó de ser el alquilar Play Station 1 o Nintendo 64 donde el chato y pasó a ser el juego de las billas. ya habíamos empezado desde que estábamos en el colegio y aunque ninguno era bueno nos divertíamos un montón burlándonos de lo mal que jugaba el otro.
Un día estábamos caminando por la casa de Guti en donde había un billar y vimos que estaban vendiendo todo, así que alejo dijo "hay que preguntar cuanto cuesta una mesa" y entró con Ficho a ver. Cuando salieron vi que en sus jóvenes caras resaltaba una sonrisa estúpida y dijeron:
- Está 200 lucas !!!
- ¿Qué? ¿Están seguros?
- Nosotros preguntamos cuanto y dijo 200, no dijo nada más
entonces nos emocionamos con la idea y como todos dependíamos del bolsillo cariñoso de mamá (aún dependemos) preguntamos insistentemente a nuestros padres: "podemos comprar una mesa de billar, podemos comprar una mesa de billar, podemos comprar..." hasta que nuestro padres dijeran "Ya carajo comprenla" y de ahí decirles: "Medas plata para una mesa de billar..."
La cosa es que solamente necesitábamos 68 soles y un lugar donde dejarla, así que empezamos a cranear.
- Chuiman en tu jato sería la voz
- No sean pendejos si ahí están todos los vidrios del negocio
- Entonces vamos al tercer piso de la casa de Pibe que está vacío
Fuimos en la noche todos huevones con nuestra wincha (no estoy seguro si se escribe así) y empezamos a medir el cuarto, una vez terminado fuimos al billar de Margarita y comparamos la medida con las de una mesa:
- ta mare entra con las justas, no va a haber espacio para taquear
- entonces en la azotea de Ficho
- Si normal en mi casa se puede
entonces fuimos a casa de Ficho y vimos que solamente había que poner un fluorescente y tener cuidado de que las bolas no salgan volando al 1er piso.

Entonces una vez acordado decidimos que todos teníamos 2 semanas para juntar el dinero y comprar la mesa pero entonces empezaron los problemas:
Jossepi en su afán de que Ficho no le ganara jugando no deseaba que usara la mesa sin que estuviéramos los demás así que...
- No pes ese huevón es un enfermo y va a estar jugando todo el día y va a maltratar la mesa así que mejor cada uno se lleva 3 bolas a su casa.
Al comienzo Alejo y yo ni se nos había pasado la idea por la cabeza pero una vez planteada dijimos que si que estábamos de acuerdo
- Y para que nadie Chille nos juntamos los Jueves para jugar.

Por otro lado nos alucinábamos que por el simple hecho de tener una mesa de billar las hembritas se iban a morir por nosotros y hasta ya pensábamos en armar tonos en casa de Ficho y obviamente que no iban a haber más hombres que nosotros (aunque ni flacas conocíamos).
Luego decidí hacer mi aporte osea donar el fluorescente, me saqué uno de mi casa que estaba tirado en el patio que era de esos grandes y cual gasfitero repartiendo el balón de gas me lo llevé en bicicleta desde Jesús María hasta la casa de Ficho por la Universidad San Marcos.

Cuando faltaba una semana nos pusimos a pensar ¿Cómo vamos a llevarnos la mesa? así que fuimos a Santa Beatríz y nos dijeron que había que desarmarla y pagarle a alguien para que la vuelva a armar y aparte una camioneta para llevar, entonces ya no eran 68 soles sino un poco más pero nada iba a arruinarnos la ilusión.
Faltando pocos días algunos no habían juntado la plata y empezamos a pelar con palabras como
- Ta mare si no consigues la plata ni se te ocurra venir a jugar
- No jodas que yo estoy poniendo la casa
- Yo fui el de la idea
- Ta mare recuerden llevarse sus bolas !!!
y así una semana después de lo previsto llegó el ansiado día, la idea era dejarla pagada y luego ir por ella pero ya asegurarla, si tuviera que ponerle una escena de película pondría Armaggedon la parte en que los constructores entran con sus uniformes de astronautas en cámara lenta y la enorme luz del sol dándoles en la espalda pues así fue como llegamos al billar, de pronto salió una Sra. que no conocíamos y dijo:
- Si? ¿ A quién buscan?
- venimos a comprar la mesa de billar
Cuando la tía bajó nos vió y con cara de ¿De donde carajo sacarán plata estos mocosos? nos dijo:
- ¿ Tienen el dinero?
- Claro pe tía acá está 200 luquitas, Y todos sonreímos como idiotas
- ¿200?, ¿200 soles? creo que se han equivocado
- pero si el pata que trabaja acá nos dijo 200
- Acá no trabaja ningún chico seguro era uno de los borrachitos que se meten
- La mesa está 300
- A bueno entonces la separamos y le traemos la próxima semana
- No muchacho 300 DOLARES !!!
En ese instante todo se puso en blanco y negro como cuando Andy Jhonson de supercampeones tuvo el paro cardiaco en pleno partido y todos nos quedamos de una pieza, sentimos que nuestras ilusiones habían sido tiradas al water, jalado la cadena y como no pasó le metieron desatorador y volvieron a jalar, estábamos destrozados.

- Puta madre son unos huevones, ¿ por qué no preguntaron si era dolares o soles?
- No pes el pata no nos dijo
- ta mare y ahora ni cagando vamos a poder comprarla nos falta un huevo de plata
Así que cada uno tomó sus 68 lucas y se fue caminando pensando en "Que tan cojudos pudimos haber sido" y e lo egoístas que nos pusimos por la maldita mesa que casi rompe nuestra amistad.
Así que desde ese entonces aprendimos de que nunca pero nunca debes comprar algo compartido y menos con tus patas, menos mal no la compramos porque detestaría tener que ir todos los jueves a dejar las bolas de mierda.

No hay comentarios: